Por Rómulo López Sabando
Publicado originalmente en El Expreso de Guayaquil
Hoy es un día de fiesta en el mundo. Es Navidad. Es el nacimiento de Jesús que se celebra con generosidad y obsequios, principalmente para los niños. Pero la oración, el sacrificio, la solidaridad y la caridad es lo que nos acerca a Dios niño y a Jesús hombre. Las familias se unen para reforzar la esperanza y el espíritu de fraternidad y generosidad. Es el espíritu de la navidad.
San Pablo, el Apóstol de los Gentiles, Saulo de Tarso, (n, entre 5 y 10 en Tarso, Turquía actual), hijo de judíos con cultura helenística y romana hablaba griego, latín, hebreo y arameo. Nunca conoció a Jesús. Persiguió y combatió ferozmente a sus seguidores. Participó en la ejecución de San Esteban, el primer mártir de la iglesia cristiana víctima de lapidación judicial de Roma.
Tres años después de muerto Jesús, camino a Damasco, una visión lo transformó. Una luz deslumbrante lo derribó del caballo y oyó: Saulo ¿por qué me persigues?". "¿Quién eres tú?- y la voz le respondió: "Yo soy Jesús, el que tú persigues". "¿Señor, qué quieres que yo haga?". Anda a Damasco. Allá te indicaré que hacer”. Quedó ciego por tres días. En Damasco un discípulo de Jesús lo bautizó y recobró la vista. Dejó de ser fariseo y fue apóstol de Jesús. Perseguido por los judíos huye a Jerusalén, donde conoce a Pedro y con Santiago introducen el pensamiento de Jesús. Abogado, orador, profesor, predicaba y traducía al griego. Fue de los primeros en denominar “consagrados” (de Kristos en griego), “cristianos” a los discípulos de Jesús.
Para Saulo, Jesús era “el Mesías” (el ungido), no un Mesías que había fracasado en su intento de libertarlos de los romanos, sino un Mesías que triunfó sobre la muerte y salvaría a los que creyesen en él. Jesús era el Salvador que los liberaría del yugo de los romanos y que ya los había liberado del pecado con su muerte y resurrección.
Pablo abrió las puertas de la esperanza para los pobres y los oprimidos que, si mantenían la fe en Jesús como Mesías salvador, alcanzarían la gloria en el reino de los cielos.
Saulo de Tarso la transformó en religión universal. Conceptos como la paz, la cooperación social, la Justicia, el Derecho, el Estado, la propiedad privada y el mercado libre, entre otros, de continua reflexión son el mejor antídoto contra la tiranía y el poder total.
El valor es necesario para defender la libertad y abandonar nuestros prejuicios, enfrentarnos con nosotros mismos y reconocer las debilidades de nuestros argumentos.
La libertad significa, ante todo, riesgo y responsabilidad. Y lo mismo que la libertad se gana por quienes tienen el valor de tomarla, la libertad se pierde por quienes se abstienen de practicarla.
Pablo, con sólida formación teológica, filosófica, jurídica, mercantil se convirtió en el más ardiente propagandista del cristianismo, que contribuyó a extender por Grecia, Asia Menor, Siria y Palestina; y escribió misivas (las encíclicas) a diversos pueblos del mediterráneo.
Los escritos de Pablo adaptaron el mensaje de Jesús a la cultura imperante en el mundo, facilitando su extensión fuera del ámbito cultural hebreo. Son más de la mitad del Nuevo Testamento.
Pablo rompe el esquema social. Resalta las ideas de Jesús de la sociedad abierta, libre y próspera con fe y confianza en el hombre libre, en su inteligencia, en su responsabilidad y libertad, contraria a la idea de la sociedad cerrada, pastoril, autoritaria, vertical, propia del judaísmo, sobre la cual se monta la primera Piedra (Pedro el Pescador). Igual que hace 25 siglos, el debate subsiste en la encrucijada social: Atenas libre e ilustrada o Esparta tirana y dogmática.