Por Rómulo López Sabando
Publicado originalmente en El Expreso de Guayaquil
Es posible lograr desarrollo económico mejorando la “calidad” de la educación por sobre la “cantidad” de los años de estudios, dice el Banco Mundial.
Por esto, el desafío de América Latina es el “nivel de aprendizaje” de los estudiantes. Por alcanzar la “matrícula universal” para la educación primaria, se descuida el “nivel de aprendizaje”. En las competencias estudiantiles tienen los puntajes más bajos. Sus niveles de “competencia”, en todas las materias, están debajo del mínimo. El “examen de ingreso” es la herramienta más idónea para lograr calidad en la educación. La construcción de escuelas, a veces, descuida la calidad de enseñanza.
La “calidad” de la educación influye más en el crecimiento social y económico que la “cantidad” de años estudiados. Es la responsable de perpetuar las desigualdades en los ingresos. En economía y negocios no aprendemos a “competir”. Se nos induce a depender de favores y decisiones de tecnoburócratas, teóricos, quizás con buenas intenciones pero ignorantes de la dinamia e incertidumbres de los mercados eficientes y productivos.
“América Latina tiene niveles de desigualdad en educación junto con elevados niveles de desigualdad de ingresos”, dijo Pamela Cox, vicepresidenta del Banco Mundial. “Si bien han ampliado la educación a mayoría de niños y brindan oportunidades de aprendizaje, persisten las desigualdades en los ingresos, el subdesarrollo y la pobreza”.
Por ello, se asegura que, para garantizar la calidad de la educación, lograr mayores ingresos a nivel personal y superiores tasas de crecimiento económico se requiere un entorno económico y laboral “competitivo” (de competencia) que logre mayor producción (productivo).
Es dramático observar, en el trato diario con “profesionales”, no solo imprecisiones culturales sino ignorancia en Matemáticas, Lenguaje, Ciencias, Urbanidad, Moral y Cívica así como Derecho Territorial, (soporte del patrimonio de la patria), olvidados a nivel de primaria y secundaria. Incluso en lectura, caligrafía, ortografía, dicción y cálculo revelan pobreza intelectual y práctica. El “título”, cualquiera que fuese su origen, es la llave del empleo y del “estatus”. No estudian y hasta los compran a avezados y delictuosos “empresaurios”, usurpadores de universidades y autores de falsas ofertas de educación superior. La “economía del conocimiento” nos obliga a superar la mala calidad educativa.
China, India y Europa del Este están saliendo del marasmo (desnutrición) intelectual y ético, causados por el pasado estatista, la imposición ideológica y la superficialidad académica.
Impulsan “calidad” en la educación para producir bienes sofisticados con énfasis en tecnología, historia e investigación científica, directa a la competencia mundial. Sus productos arrasan mercados por sus precios bajos, asombrosas innovaciones y estimulante utilidad social. Satisfacen las demandas populares. Crean empleo más que Ecuador, ancestral productor de materias primas, productos primarios, “comodities” o bienes con poco valor agregado.
La “sustitución de importaciones” y las teorías de “economía mixta” de la Cepal nos legaron una industria famélica, dependiente, hambrienta, esquelética. Una agricultura esmirriada, escuálida, flaca y un comercio saturado de trabas que, para subsistir, lo direccionan a la informalidad (contrabando), frente a un Estado obeso, lerdo y ladrón, que se espera lo cambie la Asamblea. El estatismo, protector del mercantilismo, impide la competencia libre, con subsidios, privilegios e “incentivos” estatales corruptos que contradicen la eficiencia, la productividad y la competitividad.
Estimado Rómulo. la pregunta que me queda es sobre la calidad de profesionales que producimos, no solo por los problemas expuestos sino porque no nos queda rigor académico, somos permisivos y las facultades, incluso las de renombre, están llenas de académicos vanidosos, que se aferran al cargo por el puro prestigio, que ven por su imagen antes que por el resultado y los profesionales que están graduando.
ReplyDeleteAdicionalmente, me queda sonando una publicación de mi tío Pepe Varea a quien Rómulo debe conocer bien, y su corolario reciente en el lanzamiento de su último libro, según la cual alrededor de un 67% de ecuatorianos sufre una desnutrición crónica, y a lo largo de generaciones, esas características más la crianza en condiciones adversas, impiden un adecuado desarrollo cerebral y dan lugar a una media de inteligencia dramáticamente baja. Esto, perpetuado en el tiempo.
Sumamos la mediocridad de un gran porcentaje de maestros, el secuestro de la educación primaria y secundaria y su entrega al comunismo maoísta, y tenemos un peligroso cocktail de líderes aparentemente inocuos como Abimael Guzmán en sus épocas de profesor, una masa amorfa, pesadilla orteguiana, ávida de liderazgo e incapaz de procesarlo y discernirlo, y una universidad permisiva que no intenta, ni podría si lo intentara, corregir en la medida de lo posible y entregarle al país tal vez menos graduados, pero de un nivel lo suficientemente alto como para saber emprender y saber sobrevivir, para lo cual son requisitos entre otras cosas el saber sumar y conocer urbanidad, como tanto ha insistido Rómulo en sus artículos.