Reproduzco a continuación la columna semanal de Gabriela Calderón en el Universo (hace mucho tiempo Gabriela colaboraba directo en este Blog) de hoy miércoles. En dicha columna analiza los paralelos entre Jeanfer, Rómulo, Globovisión y otros. Que nos falta para darnos cuenta de que ya no estamos en democracia, y para que los ilusos que todavía creen en el gobierno de la robolución ciudadana abran los ojos?
Jeanfer, Rómulo, Globovisión, etc.
Gabriela Calderón
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La
semana pasada fue mala para la libertad de expresión en este lado del
hemisferio. Mientras que en Guatemala se arrestó por primera vez a una
persona (Jean Anleu Fernández alias Jeanfer) a causa de un mensaje en
Twitter; en Venezuela el presidente Hugo Chávez amenazaba nuevamente
con quitarle la concesión a Globovisión –la única estación de
televisión independiente y crítica de su gobierno que permanece al
aire–. Súmele a eso que en Ecuador el Conartel inició un proceso legal
en contra de Teleamazonas por haberse atrevido a reportar lo que a
simple vista parecía ser un centro clandestino de cómputo del Consejo
Nacional Electoral. Esto sucede meses después de que a Rómulo López se
le haya emitido una orden de arresto por atreverse a decir algo de lo
que él estaba (y está) convencido. Además, Álvaro Uribe se quejó de que
funcionarios “fueron calumniados” por medios locales, particularmente
RCN, y Evo Morales inició un proceso en contra del diario La Prensa por
calumnia y desacato.
Empecemos por Jeanfer, el joven
guatemalteco que indignado por la corrupción persistente alrededor de
Banrural e instigado por las revelaciones en la grabación del ahora
difunto, Rodrigo Rosenberg, publicó un mensaje vía Twitter: “Primera
acción real ‘sacar el pisto de Banrural’ quebrar al banco de los
corruptos”. Esto le ganó una detención por “delito de pánico
financiero” (elaborar o divulgar por cualquier medio de comunicación
información “falsa o inexacta que menoscabe la confianza de clientes”)
cuando en realidad lo que Jeanfer estaba haciendo era expresar su
opinión frente a un escándalo nacional.
Rómulo López, al igual
que Jeanfer, fue acusado en marzo de 2009 de propagar noticias o
rumores falsos. Cabe recordarles a los fiscalizadores de la prensa,
antes de que continúen amedrentando a voces y medios independientes, un
sabio consejo de John Stuart Mill: “Jamás podremos estar seguros de que
la opinión que intentamos ahogar sea falsa, y estándolo, el ahogarla no
dejaría de ser un mal”. ¿Por qué? Porque si el pueblo –y de manera más
propiamente dicha, cada individuo– es soberano, pues cada uno debería
tener la libertad de juzgar por sí solo qué opinión creer. No debería
estar en el poder del presidente del Conartel en Ecuador o del Juzgado
Séptimo de lo Penal en Guatemala decidir si creer en Rómulo López o
Jeanfer.
Pero los regímenes autoritarios suelen temerle a
cualquier organización independiente. En democracia, según Susan
Rose-Ackerman, “Los medios de comunicación pueden facilitar el debate
público si están en manos privadas y libres de criticar al gobierno sin
miedo a represalias”. Pero a Chávez no le gusta la independencia de
Globovisión y al Gobierno ecuatoriano parece molestarle que
Teleamazonas haya enseñado imágenes de lo que parecía ser un centro de
cómputo oculto.
Si los funcionarios que acusan a la prensa de
corrupta y mentirosa están tan seguros de su inocencia y tan seguros de
la corrupción y/o calumnia de los medios; pues por qué no dejar que el
público los juzgue. Dicen que el que nada debe nada teme y que los
mentirosos caen por sí solos. O tal vez creen que los ciudadanos
comunes y corrientes somos tontos y no nos podemos dar cuenta de lo que
pasa.